
El vocal del Tribunal Supremo Electoral, Gustavo Ávila mencionó una clara advertencia a la ciudadanía sobre las graves repercusiones que enfrentarán aquellos que intenten impedir la apertura de mesas de votación en las próximas elecciones. La medida busca garantizar la transparencia y la participación ciudadana en un proceso democrático fundamental para el país.
Ávila recordó a la población que en Bolivia, el voto es obligatorio. Los ciudadanos reciben un certificado de sufragio que es indispensable para realizar trámites bancarios, viajar y otras gestiones esenciales. Quienes no emitan su voto se exponen a una doble sanción: una multa económica y la inhabilitación del padrón electoral.
Más allá de las sanciones individuales, el principal perjuicio de impedir la votación recae en la privación del derecho de los ciudadanos a elegir a sus propias autoridades. En cada comunidad y municipio se eligen diputados uninominales y plurinominales, senadores, presidentes y vicepresidentes. No votar significa renunciar a este derecho fundamental y dejar la decisión en manos de otros.
Además el vocal mencionó que la no apertura de algunas mesas, ya sean dos, tres o diez, no anulará el proceso electoral en su totalidad. Los resultados se darán a conocer y el pueblo boliviano que sí participe en las urnas será quien elija a sus autoridades, incluso si la diferencia de votos es mínima.
«El pueblo que vote, y eso hay que resaltarlo, el pueblo que evita su voto, va a elegir a las autoridades, a diputados con la diferencia de un voto, a presidente, vicepresidente. Esa es la realidad», señalaron.La ley y la Constitución respaldan esta postura, ya que no existe ninguna normativa que establezca la anulación de todo el proceso electoral por la no apertura de una mesa.En cuanto a la campaña por el voto nulo o blanco, confirmó que está permitida.
La legislación boliviana reconoce tres tipos de voto:válido, blanco y nulo.
* Voto válido: Cuando el ciudadano elige a un candidato.
* Voto en blanco: Cuando la papeleta se deja sin marcar.
* Voto nulo: Cuando el ciudadano dibuja, escribe insultos o tacha varios nombres en la papeleta.
Concluyó haciendo un llamado a la reflexión a los actores políticos, recordándoles que «ningún actor político y autoridad es el dueño de un voto de un ciudadano». Al llegar a la casilla electoral, el ciudadano es libre de tomar la decisión que considere más conveniente.
Los 7.500.000 ciudadanos habilitados para votar tendrán la palabra final el día de las elecciones, eligiendo libremente a sus representantes.