
El economista Fernando Romero afirmó que el debate en torno a la deuda externa no debería centrarse únicamente en su existencia o en los montos alcanzados, sino en el destino que se da a esos recursos. En su criterio, un endeudamiento responsable puede transformarse en una herramienta clave para impulsar la inversión productiva, fortalecer sectores estratégicos como la educación y la salud, y en general elevar la calidad de vida de los bolivianos.
“El crédito externo en sí mismo no es negativo; lo que realmente importa es cómo se lo utiliza. Cuando se canaliza hacia proyectos que generan crecimiento económico sostenible, la deuda se convierte en una inversión para el futuro”, señaló Romero.
Sin embargo, el especialista lamentó que en los últimos años los fondos disponibles, incluidas las reservas internacionales, hayan sido empleados principalmente para cubrir la importación de carburantes y el pago de obligaciones externas. A su juicio, este tipo de decisiones no genera valor agregado ni contribuye a diversificar la economía nacional.
Romero advirtió que la dependencia de la subvención a los hidrocarburos y el uso de la deuda para gastos corrientes representan un riesgo para la estabilidad económica del país. “Cuando los recursos se destinan solo a cubrir déficits temporales, se pierde la oportunidad de invertir en áreas que podrían garantizar un desarrollo más sólido y sostenible”, agregó.
En este sentido, insistió en la necesidad de replantear la estrategia de endeudamiento, orientándola hacia sectores que generen empleo, innovación y crecimiento de largo plazo. Según dijo, Bolivia requiere políticas que prioricen proyectos de infraestructura, industrialización de recursos naturales, investigación científica y fortalecimiento de servicios básicos, en lugar de destinar gran parte de los recursos a gastos de corto plazo.