A pesar del complejo panorama económico que atraviesa Bolivia, con escasez de dólares, la falta de combustibles y un creciente riesgo país nivel internacional, la industria farmacéutica nacional, aglutinado por la Cámara de la Industria Farmacéutica Boliviana (CIFABOL), continúa produciendo medicamentos para la población boliviana, pese a que enfrenta múltiples sobrecostos que amenazan su sostenibilidad.
Actualmente, uno de los principales desafíos que enfrentan es el incremento del costo en la adquisición de materias primas, las cuales provienen en su mayoría de China e India. La combinación del alza de precios, los fletes internacionales y las trabas logísticas como: cierres de fronteras o demoras portuarias, provocan una considerable presión en los costos de producción. A esto se suma el encarecimiento del transporte y las complicaciones logísticas para importar estos insumos.
“Nos enfrentamos a un escenario de sobrecostos críticos en cada etapa del proceso, desde la adquisición de materias primas hasta la distribución final del medicamento, pero seguimos trabajando sin interrupciones para atender las necesidades de salud de las y los bolivianos, no se puede dejar de señalar lo complicado de enfrentar una dependencia superior al 90% de materias primas que vienen del exterior y los pagos que deben efectuarse en dólares a los proveedores, gestión que se ha venido complicando desde finales de 2023″, manifestó el gerente general de CIFABOL, Josip Lino.
Según los antecedentes, desde la pandemia, los costos logísticos y de transporte se han disparado, y al no contar con salida soberana al mar, las industrias deben asumir gastos adicionales al depender de infraestructuras de transporte y servicios portuarios de terceros países.
También está el elevado riesgo país, que redujo la confianza de proveedores internacionales. Muchos de ellos exigen ahora pagos adelantados o al contado, ante la incertidumbre que representa Bolivia como mercado. Según el EMBI (Índice de Bonos de Mercados Emergentes) elaborado por JP Morgan, Bolivia se posiciona como el segundo país con mayor riesgo en la región, solo por detrás de Venezuela.
Entretanto, Lino agregó que la escasez de dólares y las comisiones bancarias elevadas están encareciendo aún más las transacciones internacionales, lo que limita la capacidad de compra y pago por las industrias bolivianas en el exterior.