Casi en el fondo del pozo, Bolivia ve cada vez más lejano el sueño de volver a un Mundial de fútbol. Tras un fracaso rotundo en la Copa América que solo dejó derrotas y nada más que una victoria en lo que va de la eliminatoria ante la colista Venezuela, la Verde va agotando sus fichas.
«Llegamos con la intención de hacer un gran partido», había anticipado el entrenador venezolano del combinado boliviano, César Farías, antes del penoso encuentro frente a Argentina de este jueves, que dejó un amargo 3-0, 100% obra del superastro argentino Lionel Messi.
Quizá Farías, que gana por mes 33.000 dólares más que su par argentino Lionel Scaloni, tenga la intención, pero casi nunca logra que su equipo brille.
Dentro o fuera de casa, el desenlace suele ser más o menos el mismo: la derrota o un empate tirado de los pelos.
Su contrato vence en diciembre de 2021, por lo que el técnico aún tiene cinco de las nueve fechas que restan de la clasificatoria a Catar-2022 para redimir un poco de su pobre desempeño de los últimos dos años.
Desde 2019, cuando Farías firmó con la Federación Boliviana de Fútbol, un amistoso frente a Haití y el 3-1 ante Venezuela el 3 de junio han sido los únicos motivos de celebración para el combinado andino.
«Demasiado Messi para una Bolivia tan verde», tituló un periódico local luego de que la Albiceleste liquidara al seleccionado boliviano a puro talento.
La Verde todavía está verde; no madura, no perfecciona su estrategia y a duras penas logra aprovechar el error del rival.ELDEBER