
En el marco de las celebraciones por el bicentenario de Bolivia, Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, ofreció un análisis crítico sobre la situación económica del país, señaló que, pese a la importancia histórica de la fecha, “no hay mucho que celebrar” en términos económicos. “Un bicentenario siempre se tiene que festejar, no se cumplen 200 años todos los días. Pero en el ámbito económico, creo que no hay mucho que celebrar”, afirmó Romero.
Entre los principales indicadores que preocupan al sector económico, Romero destacó una inflación acumulada de casi el 17% hasta julio, un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 0.73% en la gestión pasada, y una deuda pública —interna y externa— que roza el 90% del PIB.
Además, el país enfrenta un déficit fiscal por segundo año consecutivo, lo que, según Romero, representa “el gran problema de fondo”.
Aunque reconoció una leve recuperación del comercio exterior en los últimos dos meses, el economista considera que Bolivia llega “mal” al bicentenario y que será tarea del próximo gobierno, que asumirá en noviembre, implementar los reajustes económicos y políticos necesarios.“Va a ser complicado para el próximo gobierno dar solución al problema.
¿En 100 días se podrá hacer? En 20 no creo. 50, tampoco. 100 algo se podrá hacer, ¿no?”, reflexionó.Romero subrayó que las señales de mejora están ligadas a un cambio de modelo económico y político.
Citó como ejemplo el caso de Argentina, que tardó dos años en estabilizar su economía, reducir la inflación y lograr superávit fiscal. En ese contexto, estimó que Bolivia necesitará al menos dos años para iniciar una recuperación sostenible.“No podemos ir con medidas paliativas sino estructurales.
Esto va a apuntar a la devaluación, a un reajuste importante de la subvención de carburantes y también a un reajuste fiscal, donde va a haber un costo social en términos de pobreza y desempleo”, advirtió.
Finalmente, Romero hizo un llamado a que la transición económica no sea traumática y que las soluciones no agraven la situación actual.
Afirmó que hay esperanzas, pero también mucha incertidumbre sobre el estado real de la economía que heredará el próximo gobierno.