jueves, noviembre 13

Tradición, Costumbre, hábitos o rutinas en la cultura nuestra

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Por: Jesús Miguel Molina Gareca

Anoche conocí el trabajo de una señora que glorificaba la “costumbre de las comadres en Tarija” y su consecuente “liberación femenina”. Hoy con un pedazo de indignación, terminé escribiendo lo siguiente: espero no ofender a nadie y si es así, qué le vamos hacer?Para el presente trabajo algunos conceptos deben ser previamente delimitados.Tradición, es comprendida como la exitosa rutina, construida con un determinado fin, espacio temporal y cuya característica principal es lo inmediato, lo breve.

Costumbre, se comprende como una construcción inveterada, antigua, legítima, original y fuerte de toda sociedad. (En claro reconocimiento de autores previos sobre el tema, nos remitimos a los estudios de Eric Hobswan.) Entendemos, entonces como “costumbre”, el espacio temporal mucho mayor, en tiempo y forma, al de la tradición.De todo ello colegimos que la costumbre, en Tarija, siempre se interpretó, como una condición que independiente de la condición económica y social fue aceptada y aplicada en la sociedad, en términos generales, de manera casi unísona.

Así sucedió con las actividades vinculadas a la religión, así con las actividades vinculadas a la producción o al comercio, incluso a la diversión. Siendo el caso primero, la aceptación de normas vinculadas al mundo católico, desde un principio, ejemplo de ello es el protocolo de adhesión religiosa (católica, romana) masivamente replicada: bautismo, primera comunión, confirmación, matrimonio religioso, extremaunción.Todo ese protocolo se viene construyendo desde el momento mismo, o inmediatamente posterior a la fundación de la villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija. Esto, por la continuidad de la acción y la permanente sujeción a su esencia primigenia se convirtió en costumbre.

De ello surge que, a diferencia de otras latitudes, existen contados casos de personas -en Tarija- que no hayan sido “bautizadas”, antes de los dos primeros años, menos todavía los casos de personas que no hayan hecho la “primera comunión”, hasta los diez o doce años; similar caso sucede en los “confirmados” antes de los 16 años (por lo menos entre los contemporáneos)En consecuencia, la sociedad primigenia, configuró un escenario altamente vinculado a la religión “católica apostólica romana”.

Todo este proceso, viene construyéndose desde el momento mismo de la fundación de esta capital, por lo tanto, se considera como parte de su costumbre, en lógica común esto es considerado como parte del origen de esta sociedad.Empero, cuando llegaron otras corrientes religiosas, que prescinden de tal protocolo, la sociedad las asimiló, como parte de un “ritual” ajeno a la “costumbre original”.Claro que esa “asimilación”, llevó tiempo y sacrificios a quienes trajeron esa “nueva forma de religión, o enfoque religioso”, hecho que fue considerado desde un inicio como tal: nueva forma de concebir, ver, o percibir la religión; entonces ello, para legitimarse en la sociedad, se transfiguró en “nueva tradición”.

De esta manera, queda claro, según la “historia”, en este caso de la religión, que unos son costumbre (católicos bautizados y con todo el protocolo anotado hasta la muerte), y otros se convierten en “tradición”, por su emergencia posterior, aunque vinculada, a una nueva forma de religiosidad.Este mismo proceder, puede aplicarse en lógica, en todo otro escenario del desarrollo humano.

Para graficar mejor nuestra intención, tenemos a nuestro alcance la “festividad” de “Comadres”; inicialmente esto se entendía como mujeres que conociendo el peligro que conllevaba procrear, alumbrar, cuidar y desarrollar a un nuevo ser en un sociedad totalmente expuesta a los riesgos de asaltos, invasiones y riesgos que tenía la Tarija de los siglos XVI al XX; dichas mujeres se ofrecían “como – madres”, es decir posibles: “madres sustitutas”, ante la probable y no tan errada posibilidad que el nuevo ser perdiera a su madre natural, por los riesgos anotados.En lógico pensamiento, aquello no era tan “festividad”, como sacrificio.Sin embargo, llegado el final del siglo XX y los albores del siglo XXI, esta costumbre cambió su sentido y adoptó la “tradición” que vincula esa fecha con el supuesto de “liberación femenina”.

En consecuencia, esa fecha adopta los ribetes de una disoluta licencia para que las féminas accionen atrabiliariamente, en todos los campos, hecho innegablemente exitoso, pues se trasladó a escenarios nacionales e internacionales (esto, hoy se toma como algo “tradicional”.)Explicándonos: lo que inició como un acto de solidaridad de profundo sentido humano (reemplazar a la madre natural, por trágica acción) – costumbre-, se manifiesta hoy como un momento de absoluta licencia para disfrutar como “mujer”, de todos los posibles escenarios mundanales (tradición).Cualquiera que indague al respecto, confirmará que tanto uno como el otro (costumbre y tradición), se diferencian por enormidad de años, conductas, personajes y acciones……La “costumbre” del sacrificio por el hijo ajeno, es decir la “canasta con alimentos necesarios que la madre natural no podrá ya dar”, se pierde en la lejanía de los años; a partir de ello emerge la “tradición” de disfrute y goce de libertad femenina, con el epónimo “pepino fálico incluido”; esta “tradición”, tiene su origen en no más allá de las tres últimas décadas.

Cabe resaltar la tremenda diferencia entre solidaridad humana configurada en el primer caso (costumbre) y la espectacular morbosidad explicitada en lo segundo (tradición).Anotado y ejemplificado lo anterior, puede anotarse todavía otro argumento que es considerado válido para las sencillas líneas de esto, que pretende ser artículo. Una de las fuentes del Derecho de todas las gentes, es decir lo que deviene en ley, proviene de la costumbre, no de la tradición.

Con ello, queda demostrado que una sociedad, adopta la costumbre como algo válido para la misma y en consecuencia la “legaliza”, porque considera que esa “costumbre” hace al ser y desarrollo de esa sociedad.Sin embargo, cuando irrumpe una “tradición”, vinculada a intereses no propios de la primigenia costumbre, “tradición” impulsada por “líderes de opinión”, “influencers” o “autoridades”, la sociedad se encuentra en un dilema ¿se aprueba la costumbre o se aprueba la tradición?Un poco de esto, ha sucedido en Tarija.

Durante los últimos 25 años, o 30 años, el “feminismo” aupado por el caudillismo gobernante de turno, reseñó que las mujeres deben ser legalmente consideradas como seres “libres, sinceros, sacrificados, honestos y puros… poco menos que divinos” (tradición), negando absolutamente la posibilidad de considerarlas como “personas” (en su mayoría con intereses, necesidades, aspiraciones, materialistas y tóxicas. (costumbre). En lógica, cualquiera que osare mostrar a la mujer bajo una circunstancial o permanente condición mundana (necesitada, materialista, tóxica), es y fue descalificado.

Esto que tomó cuerpo de hábito y luego tradición, busca ser costumbre.Anotado lo anterior, debe decirse algo de la rutina o del hábito; esta es una acción que según su funcionalidad se aplica o no en las sociedades.

Debe entenderse ello como inicio de “la nueva tradición”; así, siguiendo el mismo ejemplo, el hábito que se tomó en Tarija desde hace poco menos de 30 años, de dar “tolerancia”, permisividad o cualesquiera de sus sinónimos, para los días de “Compadres” o “Comadres”, a los funcionarios públicos desde la media mañana, de un día de trabajo normal, podrá -de mantenerse- convertirse en “tradición” y finalmente “Costumbre”, con su consecuente legalización…El punto, está en que este hábito, luego tradición y postulante a costumbre, en nuestra sociedad, es nocivo a todo fin; de ahí que quien lo impulse, mantenga o consolide, busca esa nocividad, busca ese escenario negativo.Pero ¡paradoja de paradojas! En nuestra sociedad eso hoy está “bien visto…..”“Bien visto” por quienes consideran que este accionar es la forma de mantenerse en comodidad económica y relativo poder político y social, sin importar si se desprestigia a la propia sociedad, así sea a título de “proteger la cultura”, concepto que es falaz. (puede desarrollarse ampliamente)Lógicamente cabe pensar que quienes así accionan, consideran que esto es eficiente y justificable, (desprestigiar, dañar o estigmatizar a una sociedad), siempre y cuando ellos mantengan su relativa “comodidad económica” y “poder político partidario, o social”.Aquí surge un concepto determinante: las sociedades se autodestruyen cuando pierden su razón de ser.

Es increíble, es decir, no es creíble, que la sociedad tarijeña haya considerado su existencia vana; que todo lo relacionado a ella deba “perderse”, con el fin de satisfacer apetitos de “autoridades”, “likes en tik toks para influencers” o posturas de “líderes de opinión”, quienes en mayor medida desconocen su cultura, su historia, su potencial, es decir son coyunturales sujetos cuyo protagonismo durará hasta fin de año, cuando más.

Pero el daño que están creando, con sus disposiciones, tik toks u opiniones, perdurará más allá de su existencia física.Existe, es seguro, una Tarija mucho más madura y consecuente con su existencia que los anteriores; aquí solo un concepto descriptivo: las autoridades lo son por respeto que se les tiene, por su accionar y logros; no porque son puestas a dedo, como títeres del coyuntural cacique partidario.Se las respeta por su reputación o prestigio, no por el cargo….. De los “influencers” y supuestos “líderes de opinión”, qué decir…?Siempre se consideró que hay una Tarija mucho más vasta, consciente y suficiente para afrontar a esos títeres.Debe prevenirse que algunos de esos “títeres” fueron suficientemente “conscientes” para otorgar “reconocimientos”, “condecoraciones” y otros halagos a individuos del mundo virtual y cuasi cultural, logrando con ello el silencio cómplice de éstos o su inmoral sumisión.

Los que no cayeron en ese timo, o resistieron esa farsa, son los que ahora exigen que haya un respeto por las instituciones culturales de Tarija; el caso más a la mano que se tiene es el que sucede con la Casa de la Cultura de Tarija.Como ramita, o gajo, del párrafo anterior, debe exponerse la fatuidad, frivolidad, superficialidad, de los “homenajes inmerecidos”, que, incluyendo pompas principescas y diseñadas bajo una arquitectura barroca y fraudulenta, lo único que lograron fue enaltecer egos pueblerinos, diremos para mejor comprensión, “egos villanos”.Cerremos.Mucho, en demasía, se dijo para que los egos “villanos”, entiendan – y no intenten responder- estas líneas sencillas, pero veraces.¡Dejar de ser complacientes con el poder de turno!Ese poder, sabe que necesita su brazo cultural y si lo somete con “homenajes”, demuestra lo fácil que es dominar ese ámbito.

Quienes consideramos que la cultura es un hecho de valor, no tasable en condecoraciones o reconocimientos, entendemos que la lucha es por el reconocimiento colectivo y si es individual, es porque dicho reconocimiento es representativo del grupo, es decir de aquello que hace a la sociedad, no al sujeto.Por tanto, la martingala, del “homenaje sumisión”, sirve para el menos.

La costumbre, en todo caso, siempre reconoció al mérito, la virtud, la constancia y disciplina; por el contrario, la tradición, reconoció todo lo contrario.A buen entendedor. Salud!


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