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En Paraguay, el 95% del parque automotor utiliza hasta 27% de etanol en las gasolinas

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Oikoite, en idioma guaraní significa “que funciona muy bien” o “que está muy bueno”. Es también el nombre con el que la estatal petrolera paraguaya, Petropar, eligió para bautizar a la gasolina de 93 octanos que vende en su cadena de surtidores en todo el país. Este tipo de nafta es la preferida por los conductores en Paraguay, según Gustavo, un funcionario de una estación de servicio en pleno centro de Asunción. La razón: “tiene una relación de precio y calidad considerable”, dijo el joven.

La semana pasada la ‘Nafta Oikoite 93’ se vendía a 6,640 guaraníes (Gs) por litro -unos Bs 6,37-, un precio relativamente accesible para la media de usuarios paraguayos que consumen combustibles fósiles importados, cuyos precios se actualizan cada tres meses, de acuerdo a los precios internacionales del petróleo.

Sin embargo, ese no es el precio real. Desde que se reglamentó la Ley de Fomento de los Biocombustibles N° 2748, en 2005, el Ministerio de Industria y Comercio fue incrementando gradualmente la adición de biodiésel y bioetanol a los carburantes, hasta llegar a mezclas de entre 2 y 5% para el diésel y de entre 24 y 27% para la gasolina.

Según el especialista en energías renovables y ex director de Biocombustibles del Ministerio de Industria y Comercio de Paraguay, Juan Cabral, el uso del etanol anhidro en la gasolina permite un ahorro del 30% para los consumidores, ya que se deriva de la producción nacional de caña de azúcar, que está ampliamente desarrollada en el país vecino. Ni qué decir de los vehículos ‘flex fuel’ que pueden cargar Etanol al 85% (E85) o simplemente alcohol hidratado al 100% a un precio de Gs 5,590, unos Bs 5,36 por litro. ELDEBER


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