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Una compresa en su vientre, del tamaño de una toalla de manos, impidió que pudiera vivir su maternidad

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Ha pasado medio año desde que Silvia Escalante diera a luz por cesárea y dejaran en su cuerpo una compresa, que su esposo, Marcelo Sempértegui, indica: “tiene el tamaño de una toalla de manos”.

Silvia lleva tres cirugías y ya no quiere saber de hospitales, de acuerdo con su esposo, que cuenta que en una de las operaciones no pudieron encontrar la compresa, por lo que hubo una nueva cirugía.

La mujer no pudo dar de lactar a su bebé, porque pasó mucho tiempo internada. Además, bajaron sus defensas y cualquier infección intrahospitalaria amenazaba su vida. Silvia bajó 20 kilos, cuenta su esposo.

De los gastos Sempértegui prefiere no hablar, pero son exorbitantes, porque muchos de los medicamentos e insumos que Silvia ha necesitado los ha tenido que cubrir su familia. No había existencias en la Caja Petrolera, que es donde está asegurada y donde ocurrió lo que Sempértegui describe como “una negligencia médica”.

 

Espera que exista algún tipo de resarcimiento, porque los daños no son solo económicos, sino biológicos, emocionales y psicológicos. Silvia es profesional del área de la salud, es bioquímica farmacéutica; pero no quiere saber del área.

Sempértegui espera que exista justicia y lamentó que el fiscal que lleva su caso, Carlos Montaño, hubiera querido desestimarlo. El caso de una paciente en cuyo vientre dejaron unas tijeras, y que se hizo público hace unos días, los animó para denunciar públicamente lo que estaban viviendo.

El hombre lamenta que “el sistema esté corrompido en la Caja Petrolera” y que casos como el que sufre su esposa ocurran a menudo.ELDEBER


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